Sin embargo, el descontento de los estudiantes hacia este sistema hizo que múltiples protestas y luego la filtración de uno de los exámenes dieran como resultado que finalmente se suspendiera. La principal crítica a la PSU, operativa desde 2004 por el CRUCH, es que se trata de un sistema único que ha logrado instituir la desigualdad: «Entendiendo que filtra por elementos que se asocian a condicionantes sociales imposibles de aislar en esta medición y que fomenta las brechas sociales dejando en clara desventaja a aquellos estudiantes que acceden a rendir la prueba con falta de insumos de base», explica Marcelo Arriagada, psg equipacion jefe de la Consultora Ziemax.
